Soy una pequeña hoja de helecho deambulando por el estanque. Una ráfaga de viento terminó de separar el peciolo del tallo y me ha depositado sobre estas aguas cristalinas. Aunque todo el alrededor está saturado de plantas tropicales y subtropicales que desprenden ya hermosos colores, la luz del sol aún no alcanza a llegar a la ninfa, dulce y delicada, postrada sobre el bordillo del estanque, sosteniendo una ánfora de donde no para de manar agua.
Me dejo llevar por la corriente instaurada a raíz del ánfora, balanceándome hacia un lado y otro, navegando con gracia por el paraíso, buscando nuevas aventuras y compañeros de viaje que me enseñen sobre la vida. Me dejo llevar por la brisa de la mañana, libre e ilusionado surcando las aguas de una orilla a otra, feliz por estar en un lugar privilegiado.
Me dejo llevar por la corriente instaurada a raíz del ánfora, balanceándome hacia un lado y otro, navegando con gracia por el paraíso, buscando nuevas aventuras y compañeros de viaje que me enseñen sobre la vida. Me dejo llevar por la brisa de la mañana, libre e ilusionado surcando las aguas de una orilla a otra, feliz por estar en un lugar privilegiado.

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