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11 enero 2011

Día 118. Turistas por obligación

(una visita con la mente puesta en la dificil situación laboral que ocurrió un 8 de enero de 2011)


Cuando pasen 20 o 30 años, esta etapa será recordada en mi país como “los años de la fuga”, años donde miles de jóvenes españoles entre 25 y 35 años se lanzaron al extranjero en busca de un futuro laboral mejor. Cada vez que pienso la cantidad de personas altamente cualificadas que esta perdiendo el país por no generar puestos de trabajo se me revuelve el estómago. Qué lástima.

Y es que a donde vayas hoy en día, encuentras un español recién llegado con su maleta cargada de ilusiones intentando aprender inglés. Por ejemplo, en la impronunciable Wolverhampton.





Preparé en compañía de Rosa, Lucia y Bea una excursión a la ciudad de Wolverhampton, situada a poco más de una hora en autobús de Birmingham, y también perteneciente a West Midlands. Es un lugar donde el significado del “Black Country” (ver Día 41 del diario) y toda su historia sigue presente, con miles de ingleses de rasgos pakistaníes e indios habitando la zona, pertenecientes a terceras y cuartas generaciones de trabajadores. Y allí, por supuesto, también han llegado ahora españoles.

Mientras merodeábamos los alrededores de la iglesia de St. Peter´s Collegiate, la principal atracción del lugar, conocimos a una chica española que acababa de llegar a Inglaterra y residía por la zona. La alegría de encontrar paisanos estaba más que justificada, pero cada vez que encuentras un español, se refuerza más la idea de que España esta atravesando un mal momento. Cada uno vivimos en el extranjero por diversos motivos, pero todos compartimos un mismo pensamiento: es la mejor forma de avanzar, aunque sacrifiquemos mucho. Todo un grupo de valientes.


Como te conté anteriormente, la iglesia de St. Peter´s Collegiate fue testigo de este encuentro, una bella construcción de piedra arenisca de color rojo situada en el centro de la ciudad. La parte más antigua del edificio data de los inicios de 1200. Gran parte de la iglesia fue reconstruida y ampliada en el siglo XIV, y modificada sustancialmente posteriormente. La torre, con una altura de 120 pies, mantiene su pose señorial de siglos atrás, ondeando la bandera inglesa en su cúpula.





Wolverhampton (el nombre de la ciudad es a menudo abreviado a Wolvo, y no me extraña) creció inicialmente como una ciudad de mercado con especialización en el comercio de lana. Durante y después de la Revolución Industrial, la ciudad se convirtió en un importante centro industrial, con la minería (principalmente carbón, caliza y mineral de hierro), así como la producción de acero, cerraduras, vehículos… Hoy en día, el motor siendo la industria, aunque con mucha menor fuerza que en sus años dorados.




Un furtivo vistazo a los teatros y galerías de arte, una visita a la estatua del Principe Albert montado a caballo en Queen Square, y un paseo por West Park (nunca había visto tantas ardillas por metro cuadrado) cerraron el día. Un buen rato para nosotros, un grupo de turistas por obligación.


(ve todas estas fotografias de Wolvo, a máxima resolución, pinchando AQUÍ)

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