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26 enero 2011

Día 132. Spañoles en Spa

(una búsqueda por el pasado de las terapias que usaban como base principal el agua que se produjo un 22 de enero de 2011)


Al mediodía, que se quite de en medio el río, la catedral y el ayuntamiento. Donde se ponga un buen bocadillo con productos de la tierra, ya puede tener la ciudad castillos de fantasía, que lo primero es hincarle el diente al pan. Así lo pensamos Mara y yo, sentados en un banco de Jephson Garden, disfrutando de los manjares recién adquiridos y acompañados por un inquieto grupo de ardillas que no separaba la vista de la comida.



Los jardines, situados en las proximidades del río Leam y con una extensión total de 14,6 hectáreas, es una de las atracciones de la ciudad de Leamington Spa. Estábamos sentados a la espalda del The Jephson Memorial, una pequeña y vieja construcción de cúpula redondeada que es de lo más representativo de la zona, junto con el estanque y un “pozo de los deseos” situado en el interior de un invernadero.




  • Y me pregunto – decía mi compañera de viaje sin soltar el bocadillo de su mano – si la ciudad tendrá ahora un Spa…
  • Es una buena pregunta, aunque aquí todo lo terminan en “Spa”: Supermercados, hoteles…

Y es que sin el agua, posiblemente esta ciudad no existiría. Las propiedades curativas de las aguas termales de esta región eran conocidas desde la época romana, pero su redescubrimiento en 1784 llevó a su comercialización, y a atraer a muchos visitantes que esperaban de ellas mejor salud y bienestar. Leamington se convirtió rápidamente en un balneario muy popular, que sedujo a ricos y famosos ingleses, iniciándose así también la construcción de numerosas casas georgianas para dar cabida a los visitantes, y un ayuntamiento bastante más acorde con el status social reinante.





La economía de Leamington disminuyó hacia finales del siglo 19 después de la pérdida de popularidad de las villas termales, y se convirtió en un conocido lugar de residencia de jubilados y miembros de la clase media de Coventry y Birmingham, favoreciendo el desarrollo de comercios a los pies de sus largas y blancas avenidas principales.




Hoy en día, sólo el museo y una fuente colocada en uno de los extremos del puente de Victoria Terrace, con el lema “Drink de waters of the crisped spring o sweet content” muestran indicios de aquellos maravillosos años donde el agua alcanzaba el valor del petróleo.

Una vez con las manos vacías y el estómago lleno, continuamos la visita. Seguramente un buen trago de agua hubiera ayudado a la digestión. Sobretodo para ingerir mejor los próximos acontecimientos. Agárrense, que las siguientes semanas tienen curvas.



(todas las fotos, a máxima calidad, de este singular lugar, pinchando AQUÍ)

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