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21 diciembre 2010

Día 93. El ciclo del agua

(un post que retomó la ciudad de Glasgow, con menos nieve pero gran cantidad de agua, un 13 de diciembre del 2010)


La vida da en ocasiones segundas oportunidades. Volver a Glasgow unos días después de la tempestad supuso poder terminar una visita que quedó incompleta, aunque en ningún momento me dio la sensación de que fuera la misma ciudad cubierta de nieve que me mantuvo hibernando en una habitación de hotel y con una taza de chocolate caliente en las manos.

La nieve había dado paso al agua, y avenidas y jardines presentaban un aspecto muy diferente al que había conocido. ¿Recuerdan el ciclo del agua, ese que se estudia en la escuela de chico? Glasgow se ofrecía como un estupendo libro de ciencias para comprender el camino del agua y sus diferentes estados. El río Clyde, un torrente de vida que atraviesa la ciudad, estaba siendo el encargado durante las últimas horas de recoger toda el agua y devolverla al punto de partida.




Cómo queriendo imitar el ciclo, la mayoría de mis pasos se mantuvieron cercanos a la orilla del río aquel día, buscando el después de un temporal que me había tenido acobardado entre cuatro paredes, encontrando imágenes de un agua resignada que debía volver al océano. Aún así, no seguía siendo fácil desplazarse por allí, ya que muchas placas de hielo se oponían a abandonar la calzada.

El Clyde es uno de los ríos principales de Escocia. Con 176 kilómetros, se convierte en el décimo río más largo del Reino Unido. Sobre sus aguas, la actividad comercial es constante.




Pasear por sus alrededores me dio una visión diferente de Glasgow, una visión más moderna y al mismo tiempo más cercana, con edificios sacados de una película futurista cuyas sombras oscurecían puentes de siglos pasados. Lo tenías todo al alcance de la vista, la historia más reciente, el Scottish Exhibition and Conference Centre (SECC), junto con la historia más añeja, sólidos viaductos por donde décadas atrás circulaban vagones cargados de algodón, tabaco y azúcar.





En la época victoriana, Glasgow fue conocida como la segunda ciudad del Imperio Británico. Se erigió como un gran puerto de comercio de trasatlánticos durante la Revolución industrial. El río Clyde fue uno de los más preeminentes centros mundiales de astilleros, construyéndose en él muchos de los revolucionarios y famosos buques del momento.


En la orilla norte se situaba Green Park, el parque que días atrás me había ofrecido imágenes espectaculares a menos 15 grados. No me resistí a visitarlo de nuevo y verlo con su verdadero color, un verde recién levantado que resoplaba aliviado de poder ver de nuevo la luz.

Siendo el parque más antiguo de la ciudad, destaca en él la presencia del People´s Palace, un museo e invernadero abierto desde hace más de un siglo, el Nelson's Monument, casi 44 metros de piedra capaz de verse desde cualquier punto de la ciudad, y el arco McLennan, situado en uno de los laterales del recinto.




Con la última nieve, y con un sol que nunca llegaba a calentar, me despedía de Escocia. Hora de nuevo de hacer las maletas y volver al sur.


(todas las fotos de las últimas horas en el país de las faldas a cuadros, a máxima calidad, pinchando AQUÍ)

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