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07 noviembre 2010

Día 57. A la orilla del río Severn

(un caudaloso río que trajo a toda velocidad preciosas postales un 7 de Noviembre de 2010)


Empieza a no ser fácil visitar el norte de Europa. Es raro el día que no llueve, que no hace viento polar, o que no hace las dos cosas al mismo tiempo. Empiezas a convertirte en un muñeco Michelin de tanta ropa como llevas puesta. Y estamos en otoño.





Aún así, el mal tiempo no sacia ni una sola pizca mis ganas por seguir recorriendo la isla. Este domingo, en compañía de mi amiga Ana, cogí un autobús con destino a Worcester, una ciudad situada a 48 kilómetros de Birmingham de la cual solo había oído cosas buenas de ella. Y todo, gracias en su mayoría, al río Severn.

El Río Severn es el río más largo (354 kilómetros de longitud) y caudaloso de Reino Unido. Atraviesa la población de Worcester de forma déspota, señorial, dándose la importancia que tiene, otorgando una vida y color a su alrededor espectacular. Aunque el día no estuvo especialmente soleado, regaló algunos minutos de luz donde animales, plantas, edificaciones y agua se pusieron de acuerdo para deleitar la visión con paisajes realmente coloristas. Cines y patos buscaban con ahínco migajas de pan lanzadas por los transeúntes, en una orilla presidida por la imagen reflejada de la imponente Catedral.

No siempre el río ha traído en sus aguas buenas noticias. Las lluvias torrenciales han hecho durante los últimos siglos que la ciudad sufra inundaciones, siendo un quebradero de cabeza para sus habitantes.




Si has estado por Inglaterra últimamente, y has jugado mucho con el dinero, es posible que te suene la Catedral de Worcester. Sí, es la misma que aparece dibujada en el reverso de los billetes de 20 libras.


Su historia se remonta mil trescientos años atrás, cuando se levanto el primer templo en el solar. A partir de ahí, comenzaron diversas reformas en siglos posteriores construyendo la Cripta, la Sala Capitular y la Capilla principal, dándole el aspecto de Catedral románica actual. No te defraudará en absoluto la visita a este templo, que tiene el honor de tener bajo su techo la tumba del Rey John.





Otra cosa que había escuchado de esta ciudad era su famosa batalla. De ella sólo quedan pequeñas reseñas a modo de esculturas y un enorme graffiti en su calle principal, mostrando cientos de soldados que alzan sus armas al cielo victoriosos.

La contienda tuvo lugar en terrenos situados al oeste y sur de la ciudad, cerca del pueblo de Powick. Carlos II intentó recuperar la corona por la fuerza, y salió derrotado. Worcester fue una de las ciudades leales al Rey en esa guerra, por lo cual se le dio el epíteto de "Civitas Fidelis" ("La Ciudad fiel").




Con el horario de invierno, a las cuatro de la tarde el sol estaba a punto de ocultarse y las temperaturas bajando en picado. Era hora de recogerse, no sin antes echar un último vistazo al río Severn.


(gracias a Ana por su compañía estas horitas; todas las fotos, a máxima resolución, de este hermoso río y sus alrededores, pinchando AQUÍ)

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