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26 septiembre 2010

Día 15. El hobby de la familia Jevons

(post que llegó patinando tan rápido que coincidió con el día, un 26 de septiembre de 2010)


Lo último que me esperaba aprender este año era… patinar sobre hielo!!!

Bueno, no lo llamen patinar de momento, llámenlo agarrarse a una barandilla sobre hielo. La barandilla azul que rodeaba toda la pista se convirtió durante una hora en mi mejor e inseparable amiga. Nunca había patinado, ni siquiera sobre tierra firme, y reconozco que la experiencia ha terminado gustándome y la volveré a repetir.


Estos primeros días en Inglaterra, la escuela mayor donde tengo las clases de inglés me ha facilitado hospedaje con una familia inglesa, la familia Jevons. Uno de sus hobbies favoritos es el patinaje sobre hielo. Cuando llega el domingo se desplazan hasta el sureste de Birmingham para dar clases y practicar.

- ¿Cómo estas? Recuerdo mi primer día. Estaba aterrado – me decía Mr. Jevons en un perfecto inglés sonriéndome.

- Si… - le contesté sin parar de mirar mis nuevas botas azules con cuchillas.

- Tú relájate. Estira los brazos y piernas. Cómo si bailaras…

- Con lo mal que bailo en tierra… - pensé.




En Inglaterra existen cientos de estos pabellones o palacios de hielo, y los fines de semana muchas familias disfrutan de este deporte. En su mayoría los pabellones cuentan con graderíos para acoger competiciones deportivas de las diversas especialidades (hockey sobre hielo, patinaje artístico sobre hielo, patinaje de velocidad sobre hielo…).


He tenido mucha suerte encontrándome con la familia Jevons, me esta ayudando mucho en mi adaptación al país. Ya no sólo por darme mi primera clase de patinaje, sino también por la predisposición a ayudarme siempre con el idioma, con el papeleo, etc. Ellos tienen tres críos muy simpáticos que, al ser muy parecidos entre ellos, cuando corretean por la casa parece que hay siete u ocho niños. Me cuesta aprenderme sus nombres y diferenciarlos.


También deambulan por la casa cuatro gatos. Uno de ellos se ha hecho amigo mío, no para de visitarme al cuarto y ronronearme para que le acaricie. Posiblemente venga porque sabe que mi habitación tiene las vistas más espectaculares de la casa, un jardín trasero donde sólo ves pasar ardillas y cuervos. Un pequeño lujo que disfruto estas mañanas al levantarme.




(dedicado a todos aquellos que dan su primera clase de patinaje, que se caen y se levantan, que se vuelven a caer y se levantan, y que se caen por tercera vez y sonríen en el suelo)

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