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10 junio 2013

Dia 760. Navegando en las entrañas de la Tierra

(perdida entre pequeños poblados y arboleda, en el borde de dos países hermanos...)



Después de un par de minutos viendo pequeños depósitos de agua procedentes del interior de la tierra, un señor aguantando una linterna nos esperaba junto a un improvisado embarcadero, puerta de entrada a pasadizos inundados sólo capaces de ser atravesados navegando.





Las aguas más transparentes que puedes imaginar, esas que no ven nunca la luz del sol. Allí estaban, rellenando todo el camino. Pequeñas barcazas de madera que las surcan día sí y día también, a través de laberínticos caminos e inmensas paredes de piedra que pueden terminar asfixiando. Un silencio que aún realza más la belleza del lugar, remos y antorchas que restan años a tus sentidos, y techos con figuras inverosímiles que consiguen abrir la caja de los adjetivos más bonitos. 





No es un sueño. Existe este lugar. Entre Eslovaquia y Hungría, a mitad de ambos países, la cueva de Domica te hace descubrir que ese viaje es posible. Este complejo de grutas y galerías es el más grande de la zona, comunicando con la cueva Baradla (Aggtelek) en Hungría. Fue descubierto en 1926 y está  incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1995.

Paseos de esos que se recuerdan, a veces vistos en películas de fantasía, una quimera para la mayoría.


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