Gracias a él he recorrido este año el Camino. Fue una noche de tapas y cervezas cerca de casa, todo casual, cuando esa idea empezó a revolotear por nuestras cabezas. Una idea que fue cogiendo cuerpo con el paso de los días hasta coger juntos un avión con destino norte.
Para un par de novatos como nosotros en esto del Camino, cualquier preparativo terminó siendo insuficiente o demasiado. Cualquier idea preconcebida sobre como afrontar nuestro destino acabo siendo papel mojado, quedando todo en pura improvisación del día a día. No saber como estarás, lo que podrás andar, donde dormirás, a quién conocerás… pura rutina matinal bajo la cortina de aquellos bellos parajes.
La primera gran prueba que nos encontramos fue en la subida a O cebreiro, convertida en tierra de fuego por las altas temperaturas que se registraban a esa hora del mediodía. Oca y ganso (los nombres con los que bautizamos a nuestras mochilas en primer momento) empezaban a pesar como verdaderos animales a nuestras espaldas. Cualquier arroyo o fuente que encontrábamos a lo largo del trayecto era motivo de alegría. Agua bien fría. Empapábamos las gorras hasta la saciedad y continuábamos la marcha con las cabezas bien frescas.
-¿Y tú? ¿Por qué quieres hacer el camino?
La pregunta surgió en más de una ocasión. Las conversaciones a lo largo del Camino son tesoros que terminas echando de menos. En mi caso, la respuesta fue adquiriendo forma a medida que íbamos avanzando.
- Dar las gracias por estos dos últimos años… Tener la salud y fuerza necesaria para repetir en los dos próximos… – contesté demasiado pensativo.
Para Manolo era un desafío, una prueba de superación. Lo tenía muy claro. Quería saber de que era capaz, hasta donde podía llegar. Conocerse a uno mismo como primera piedra para poder acceder a tus sueños e ilusiones.
- Cuando vuelva – me comentaba – seguiré mirando pisos y apartamentos. Hay uno por Torremolinos que ya me ha gustado…
Ya lo dijo Blaise Pascal: el hombre tiene ilusiones como el pájaro alas; eso es lo que lo sostiene.
(imágenes de los primeros pasos del Camino a su paso de O cebreiro, uno de los puntos más duros del trayecto)
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