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17 marzo 2012

Día 534. La riqueza de la tierra interior

(la ciudad del conocido poeta Preseren se presento sin avisar un 20 de febrero de 2012)



Un primer vistazo por el interior del país te será suficiente para asegurar que en Eslovenia predomina la vida de rural, la vida de campo. Así es. Alejándote de su capital, abruptos terrenos de tierra se van abriendo paso ante tus ojos, compartiendo el paisaje cabañas, establos, capillas, cultivos y pequeñas viviendas en completa armonía. Cuanto más al norte, más irregular el relieve, más cumbres aún bañadas de blanco y más naturaleza salvaje. Todo mucho más pausado y más tranquilo que de donde vengo.





Entre toda esta ambientación rural, la figura de la ciudad de Kranj, el contorno de dibujan su multitud de techos de tejas rojas y sus torres terminadas en punta sobre el horizonte. Si viajas en autobús y es tu primera visita, a falta de 3 o 4 minutos para llegar a su centro histórico, te hará levantarte del asiento y señalar con el dedo. Señalar su belleza, rematada por un fondo de altas montañas y nieve.



Asentada sobre un promontorio de roca gris, se cree que Kranj era la sede de un poderoso príncipe esloveno durante la transición desde el período romano hasta la Edad Media. Más adelante se convertiría en un importante centro de comercio, y con el paso del tiempo y sus primeros fabricantes, la ciudad se convertía en centro económico, comercial, cultural, administrativo, educativo y religioso de la región de Gorenjska.

Esta posición que conservada a día de hoy. Situada a unos 20 kilómetros de Liubliana en la confluencia de los ríos Kobra y Sava, es la cuarta ciudad más grande de Eslovenia.







Pasear por su centro histórico te llevará poco tiempo, pero vale la pena conocerlo. El ayuntamiento, el castillo Kislkamen o la iglesia de San Sebastian serán en parte culpables de trasladar tu mente a otras épocas, esas donde aún se llevaba armadura y espada. Bajando las escalinatas que conducen a los ríos, encuentras caminos de tierra que hacen las delicias de los amantes del color verde y el senderismo. Todo muy a mano.






Es curioso. Las sensaciones que terminé llevándome de este país fueron sensaciones de país muy avanzado, pero apoyándose siempre sobre la base de la riqueza de su tierra. Porque en Eslovenia, pese a su pequeño tamaño y su aspecto campechano en la mayor parte del territorio, se vive bien, muy bien.



(hora de coger las maletas y salir del país con destino a la costa, concretamente Italia, concretamente la ciudad de los canales…)

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