No tenía pérdida. El edificio del Museo del levantamiento nacional eslovaco estaba formado por dos grandes semicírculos excéntricos, y en el espacio formado entre ambos se encontraba un oscuro monumento al soldado desconocido y un fuego eterno.
En las cercanías del museo, justo en el lado opuesto de la gran escalinata que da acceso a él, aún se podía respirar un ambiente bélico y cargado de pólvora. Tanques, blindados y avionetas de la Segunda Guerra Mundial permanecían justo donde hace 70 años fueron abandonados. La nieve casi había logrado ocultarlos, pero sus siluetas seguían resaltando por encima de todo lo demás.
En 1944 un grupo eslovaco opositor a la ocupación Nazi luchó por liberar al pueblo en uno de los episodios más significativos de la reciente historia del país. Banská Bystrica fue el escenario de ese resurgimiento nacionalista ante la atenta mirada de su hermano mayor comunista. Una batalla que tuvo un coste de vidas excesivo.
Con el recuerdo permanente de la gran guerra y la hazaña de ese puñado de hombres, las preocupaciones y el corrillo de conversaciones entre la población son otros a día de hoy. Una pantalla gigante situada en mitad de la plaza principal refleja tiene parte de culpa. Las elecciones están próximas, y los políticos deben mostrar su cara más impoluta para arrancar votos.
- Si, que salga la iglesia… pero que no salga el cartel del partido – le comento a una señora que hace todo lo posible por seguir mis instrucciones.
Y es que el corazón del centro histórico bien merece una buena fotografía. Es precioso. Torres, estatuas, iglesia y obelisco, todo bien juntito en unos cuantos metros cuadrados, los mismos metros donde pequeñas casitas de colores muy del estilo del país rellenan los huecos. Situada a orillas del río Hron, e importante centro minero desde la Edad Media, Banská Bystrica posee una belleza arquitectónica realmente digna de admirar.
Mucho le debe Eslovaquia a los habitantes de esta ciudad. Gracias a su sublevación, el país no terminó colocado en el lado de los perdedores, y pudo salir de años donde la belleza de esas torres y el color de esas casitas no relucían tanto.
(la nieve empieza a derretirse y a dejar visibles caminos que llevan a lugares tan bonitos como este… )
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