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10 diciembre 2011

Día 440. Al fondo, Presov

(una visión diferente desde lo más alto que debía haber llegado a sus pantallas un 20 de noviembre de 2011)



Con el invierno empezando a golpear la puerta de entrada y a escasos días de aparecer la nieve, el terreno era dominado por árboles desnudos cuyas ropas a modo de hojas secas se esparcían por todas partes. La subida, ya de por sí espectacular por el paisaje y la cantidad de capillas que acompañaban el trayecto, fue una dura travesía formada por viejas escaleras de piedra tapizadas de color otoñal.

- Mujer kamikaze… - le decía a mi acompañante irónicamente mientras me guiaba por la senda. La cuesta me tenía con la lengua fuera. Ella me miraba y sonreía.



Un par de minutos después, tras dejar a mano derecha un cementerio, una explanada se abría paso con un mirador, terminando mi penitencia.

Desde lo alto de aquella colina presidida por una pequeña pero colorista iglesia, la ciudad se dibujaba como lo que era, grande, llena de contrastes, con una colección de diferentes construcciones que rompían la clásica postal del horizonte. El día, nublado y frío, dejaba aún más grabadas las sensaciones de paz y calma que aquel lugar transmitía.






Y es que, si desde la lejanía ya apuntaba maneras, caminar calle abajo por la principal avenida de Presov era como abrir la cajita de joyas de la abuela, donde cada tamaño, estilo y color de sus edificios causaba admiración, una hermosa muestra de las arquitecturas Barroca, Rococó y Gótica que se exponían en un reducido espacio.






Allí donde la avenida se ensanchaba, se formaba en el centro “una isla” con la dominadora de la ciudad, la iglesia gótica de San Nicolás, del siglo XIV, con un apreciado interior en el que destacaba uno de los altares barrocos más bonitos de Eslovaquia y algunas obras góticas del Maestro Pavol de Levoèa.

En el exterior de la iglesia, la fuente de Neptuno, uno de los lugares favoritos de los habitantes, testigo de excepción de la reciente historia de la región, historia tristemente bañada en sangre en algunos pasajes.





Situada al este de Eslovaquia, en el valle del río Torysa, Presov es la tercera ciudad del país con aproximadamente cien mil habitantes. Más al este, cruzando llanuras y cultivos, la frontera, el final de la Unión Europea y el comienzo de Ucrania, otro país realmente fascinante. Por mis palabras, y esa media sonrisa que dejo escapar, ya se pueden imaginar cual será mi próximo destino…



(gracias a Susan, mi fantástica guía en Presov; todas las fotos del día, como siempre, pinchando AQUÍ)

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