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08 octubre 2011

Vivencias (II). 50 grados

¿Café o té? También tenemos agua.

Un amable señor que chapurreaba algo de inglés me invitaba a compartir mesa junto con el resto de asistentes. Rápidamente la mesa se pobló de bebidas y amenas conversaciones en eslovaco que poco podía entender. En total fueron tres las bebidas que recibimos cada comensal: una taza de café o té, un vaso ancho de refresco y un pequeño vaso cargado de licor.

El pequeño vaso cargado de licor fue el primero en ser levantado por todos. En España decimos ¡Salud!, ¿Y en Eslovaquia? Por más que repitieron la palabra, fui incapaz de retenerla en la memoria. Alguno de los presentes se atrevió con el español. ¡Salud!, se escuchó. Suave choque de cristales y cruce de miradas.

La boca me echaba fuego. Aguanté la compostura como el resto, que parecían relamerse y disfrutar del momento. Gestos de aprobación y vuelta a las conversaciones. Cuando la mujer sentada a mi lado tomó otro vaso, esta vez lleno de refresco de cola, rápidamente la emulé, tomando un trago y calmando los daños de la anterior bebida. Me atreví a mirar la etiqueta de la botella. En torno a 50 grados.

Es común en sobremesas y reuniones de media tarde tomar este tipo de licores junto con dulces, pastas y cafés. Y eso sí, puedes dejarte los dulces, las pastas o el café a medio tomar, pero nunca el licor. No está bien visto. Y no se te ocurra decir que no.

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