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09 agosto 2011

Día 323. This is Cardiff

(la bandera del dragón rojo volvió a ondear con fuerza en mi vida un 29 de julio de 2011)



Giró la cabeza y su voz recorrió todo el pasillo.

- ¡¡This is Cardiff!!

Fue el grito que se escuchó del conductor una vez paró el autobús, porque no fue un aviso, sino un grito, como si de un coronel se tratara, anunciando a sus soldados la próxima batalla. Como en las películas, salvo que en esta ocasión solo implicaba la llegada a la capital del reino. Posiblemente, esa fuerza y vehemencia en sus palabras ponga de manifiesto el rudo espíritu Gales, presente en su gente y sus costumbres.





Al paso por las cercanías de los primeros pubs, se podía ver (y escuchar) a grupos enfervorizados de seguidores de rugby pegados al televisor, siguiendo el transcurso de un encuentro con las jarras de cerveza en la mano. En el exterior, un mosaico de banderas del dragón rojo lucían en todos y cada uno de los mástiles que había en una de las principales vías peatonales de la ciudad, y el jardín de más preciada belleza, olvidado en esas horas por los acontecimientos, era custodiado por una infinidad de animales subidos en muros de piedra y hormigón. Así es Gales.






Situada en el sureste de Gales, a orillas del canal de Bristol y cerca de la frontera inglesa, Cardiff es la capital nacional y el centro comercial, así como cultural, deportivo, educativo y mediático, más importante del país. Un primer y breve vistazo así lo corroboró. La parte peatonal de la ciudad, el casco antiguo, era un hervidero de negocios y compras, destacando el color de algunas galerías vitorianas que mantienen la ambientación de épocas pasadas.

Cardiff se expandió enormemente hace dos siglos debido a la industria minera y al tráfico de sus puertos. Hoy en día su bahía es un potente atractivo turístico, cargado de apartamentos, restaurantes, pubs y discotecas, destacando sobre todas estas construcciones el Teatro, un edificio moderno y vanguardista. Muy lejos quedan ya los tiempos en que la bahía albergaba el puerto de carbón más grande del mundo, al igual que zonas de fango y lagunas de incalculable valor ecológico, hábitat de cientos de especies animales y vegetales. El progreso, dicen.







Nombrar esta tierra es hacer referencia una y otra vez a sus castillos. La capital de Gales no podía ser menos, y su fortaleza, fundada por los normandos hace diez siglos sobre el asentamiento de un antiguo fortín romano, es todo un símbolo del lugar. Destaca su Torre del Homenaje Normanda, por la que han pasado duques, condes y reyes, no todos con la misma fortuna. Escenario de importantes batallas a lo largo de los siglos, los galeses lo reconquistaron en el siglo XV.






Toca un paseo por Cardiff Arms Park y Bute Park, para disfrutar de todas las tonalidades de verde posible, para recordar el origen del lugar y para descansar de la caminata. Uno aún no esta hecho de la misma materia de un galés, y necesita tomar un respiro.




(Luci, prometo que la próxima vez no reservaré el hostal tan lejos del centro; todas las fotos de Cardiff, a máxima resolución, pinchando AQUÍ)

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