Nuestro guía era bastante peculiar. Con marcados rasgos escoceses, le faltaban un par de dientes y aprovechaba cualquier receso de la excursión para dormir. Sus ojos denotaban una última noche complicada, pero cuando se hablaba del lago y el monstruo que habitaba en las aguas, no parecían importar sus pocas horas de sueño. Cada vez que se nombraba al monstruo, nuestro guía despertaba de su letargo.
- La mayoría de los científicos dicen que las pruebas que apoyan la existencia del monstruo no son convincentes, pero han sido demasiados los avistamientos en las últimas décadas, y todos coinciden con la misma descripción: una criatura enorme, de cuello alargado, de cabeza pequeña y dos pares de aletas…
- ¿Usted lo ha visto? – me apresuré a preguntarle.
Una media sonrisa se dibujo en el rostro del guía. No contestó.
- La mayoría de los científicos dicen que las pruebas que apoyan la existencia del monstruo no son convincentes, pero han sido demasiados los avistamientos en las últimas décadas, y todos coinciden con la misma descripción: una criatura enorme, de cuello alargado, de cabeza pequeña y dos pares de aletas…
- ¿Usted lo ha visto? – me apresuré a preguntarle.
Una media sonrisa se dibujo en el rostro del guía. No contestó.
Con el sol intentando ganar la batalla a las nubes, llegué junto con mis amigos Armando y Ester al pueblo de Fort Augustus, un pequeño asentamiento situado a la orilla sur del Lago Ness. Tan pequeño que era imposible perderse. El mapa que nos dieron en la oficina de información turística así lo atestiguaba: cuatro calles bien diferenciadas y el lago.
La economía de la zona, como han podido adivinar, depende casi exclusivamente del turismo. Anteriormente a la leyenda del monstruo, la zona era presidida por una antigua fortaleza (de ahí el nombre del pueblo) y varias pequeñas chozas. Hoy en día, con algunas casas más, todo gira en torno al lago y su inquilino: comercios, paseos en barco, esculturas…
El Lago Ness es el segundo lago más grande y el de mayor volumen de Escocia. Discurre desde la ciudad de Inverness en el norte hasta Fort Augustus al sur. Se dice que su parte más profunda puede llegar a alcanzar los 226 metros.
Más allá del legendario monstruo, la belleza que envuelve a todo el paraje es digna de disfrutar. Las aguas, en absoluta calma, servían de espejo al cielo y a los montes más cercanos, lindas colinas pobladas de vegetación que permanecían cubiertas de nieve.
Más allá del legendario monstruo, la belleza que envuelve a todo el paraje es digna de disfrutar. Las aguas, en absoluta calma, servían de espejo al cielo y a los montes más cercanos, lindas colinas pobladas de vegetación que permanecían cubiertas de nieve.
Ahí fui yo, a acercarme a la orilla, con mi metro y pico de altura y mis 92 kilitos, en busca de una criatura de bastantes metros de altura y algunas toneladas. Tres gritos al aire y algún lanzamiento de piedra no fueron suficientes para llamar la atención del monstruo y poder verlo. Luego pensé que posiblemente, con esa actitud, yo tampoco hubiera salido de debajo del agua. Otra vez será.
(todas las fotos de este famoso lugar y su alrededor, a máxima resolución, pinchando AQUÍ)
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