.

.

20 agosto 2010

Un lugar llamado paraiso

Viaje a Alemania. Verano del 2009.

La casa en las proximidades del río Dahme en Alemania guardaba una belleza propia de cuentos de hadas, capaz de enamorar al más escéptico. Dando un paseo por los alrededores me daba cuenta de lo alejado que estaba de mi ciudad y mi gente: nada tenía que ver con el axfisiante cemento y el tumulto de turistas que se aglomeraban por esas fechas la Costa del Sol, en aquellas tierras germanas todo era naturaleza y tranquilidad.


Jambo abría la comitiva a paso ligero, por delante de Anna, su hermana Claudia, Guillermo y yo. Cruzando el jardín situado a la espalda de la vivienda, llegábamos a un pequeño claro entre la arboleda, donde había una cabaña de madera con su entrada tapada por una fina cortina blanca, ideal para evitar el paso de insectos al interior. Según me contó Anna, allí pasaba algunas de las noches de verano, la brisa del lago cercano apaciguaba el calor y favorecía el descanso.


Tras una densa vegetación, a poco metros de la choza, un gran lago de aguas cristalinas, pista de baile de mansos patos. Había un estrecho embarcadero hecho con tablas que se adentraba en él, con dos botes de color verde y crema flotando a ambos lados, uno de ellos cubierto con una lona gris. Un cartel a la entrada avisaba en alemán que el lugar era propiedad privada, un excesivo castigo para el resto de los mortales, impedidos de poder disfrutar de esa divinidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | GreenGeeks Review