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24 octubre 2011

Día 390. Hielo en el corazón del paraíso

(oscuridad y hielo llegarón de la mano un inolvidable 1 de Octubre de 2011)



No había árbol sin araña, ni telaraña sin Rafa. No sé como lo conseguía, pero cada tres minutos terminaba enzarzado en una disputa por apartarme una pegajosa red de la cabeza. Hacía tiempo que alguien tan alto no pasaba por aquellos caminos. Demasiado pendiente de pisar en suelo firme y no tropezar como para levantar la vista para esquivar las telarañas.

Caminaba a través del Parque Nacional del Paraíso Eslovaco (Narodný Park Slovenský Raj), fundado hace más de 20 años y situado en la parte oriental de Eslovaquia. El agua había conseguido erosionar todo este territorio formando gran cantidad de valles, cañones, cataratas y cuevas. Multitud de intrépidos senderistas marcan este lugar como uno de sus preferidos; para su disfrute, se han construido puentes, cadenas y sogas en los puntos más complicados para poder sujetarse, escalones de madera… todo un extenso circuito que te hace sentir durante horas protagonista de una película de acción.







Pese a las arañas, los bosques de este país me enamoran. Algo tienen de salvajes, de místicos, de secretos. ¿Recuerdan el bosque del gato sonriente de Alicia en el País de las Maravillas? Así los veo, una sensación que ningún otro país me ha transmitido anteriormente. Viejos carteles indicándote caminos que posiblemente no son transitados en meses, densas capas verdes que dejan a oscuras todo lo terrestre, zonas donde la única mano que ha trabajado ha sido la de la naturaleza…




La endiablada subida entre la frondosa arboleda terminó justo cuando las fuerzas empezaban a fallar. Un claro se abrió delante de mí, iluminando una caseta de madera con aires de película del oeste. Había llegado a las puertas del corazón del paraíso, que por supuesto, tenía su precio. Un corazón que siempre permanece helado.

Difícilmente podía haber imaginado un lugar como este, y mira que tengo imaginación. Sacada de algún libro de magia, acercarse a la cueva de Dobšina es acercarse a una de las cuevas más impresionantes de Europa y, posiblemente, del mundo.






Con una longitud de casi 600 metros, su interior contiene enormes placas de hielo, muchas en forma de columnas, que resaltan bajo el pálido color de la roca. La cueva está formada por una cavidad que tiene una única entrada en la parte mas alta de la misma, por la cual ingresa el aire frío durante el invierno (cuando la temperatura dentro de la cueva es mayor que el aire exterior) y sale el aire caliente, lo cual permite que la cueva se mantenga siempre con una temperatura cercana a los cero grados centígrados.







Tenía ganas de empezar a publicar sobre mis viajes de octubre, un mes sencillamente espectacular (se me agotan los adjetivos), donde el amanecer y el anochecer me han acompañado en todas las salidas. Puedo asegurar, y ya van casi 400 días de Diario, que nunca me había costado tan poco sonreír visitando como hasta ahora. Debe ser la edad.




(si quieren empaparse de naturaleza, a máxima resolución, pinchen AQUÍ ; y si les sabe a poco, no se separen de está página en los próximos días)

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