.

.

22 septiembre 2011

Día 373. Vitajte v Bratislave!

(todo ocurrió un rápido 14 de septiembre de 2011...)



¿Qué voy pisando? Los castaños que acompañan las principales vías de la capital han decidido desprenderse todos al mismo tiempo de sus frutos, dejando duras porciones de cáscaras por todos lados. Entre eso y el viejo suelo de adoquines, caminar por el casco antiguo de Bratislava se hace toda una aventura.







Pregunto de nuevo en inglés. Un montón de palabras sin sentido recibo como contestación. Debe ser eslovaco. Una chica rubia, una plaga por estas tierras, me deja con las mismas dudas sobre mi paradero. Su inglés deja bastante que desear y ha terminado por despacharme rápido. Según tengo entendido, el eslovaco es la segunda lengua más difícil de estudiar del mundo después del chino. Buena suerte, me desearon muchos en España al comentarles mi intención de aprenderlo.




Una maraña de interminables cables sobre mi cabeza. Oscuras líneas que contrastan con el azul del cielo. Como telas de araña, cubren avenidas y plazas por donde el paso de vehículos no esta prohibido. Aparecen a derecha e izquierda autobuses con largas antenas unidas a los cables, vetustos tranvías de otras épocas que también necesitan de ellos… y que junto al transporte privado, crea un disparatado cóctel de desplazamientos. Caótico, pero ordenado.







Me ha entrado hambre. Mucha hambre. En mi plato, un filete de pollo a la plancha ha sido bañado en miel junto con otro condimento que no acierto a adivinar, todo acompañado con verdura. No esta mal. Era un plato más en una carta invadida por carne. El paladar parece estar de enhorabuena.







Me observan. Constantemente. El castillo lo ve todo, su visión alcanza cualquier punto de la ciudad. Situado en el centro histórico de la ciudad, en lo alto de una colina rocosa, mantiene una posición privilegiada a orillas del Danubio. Residencia oficial del presidente de la República Eslovaca, sus murallas datan del siglo X, y sus cuatro torres laterales están consideradas como el símbolo de la ciudad. Según tengo entendido, anteriormente sus paredes estaban bañadas de color amarillo. Cool!




Después de algunas horas de viaje y otras tantas de sueño perdido, Eslovaquia me daba la bienvenida bajo un sol digno de los mejores lugares de veraneo. El autobús número 61 me trasladó, después de pelearme un rato con la máquina expendedora de billetes, desde el aeropuerto a la estación principal de trenes de Bratislava, y de allí tuve que desplazarme andando hacia el hotel, atravesando todo el caso antiguo.

Y a partir de ahí, toda esa colección de impresiones. Las primeras horas en mi nuevo país trajo debajo del brazo un montón de nuevas sensaciones; sabores, olores y visiones de otra Europa, esa que ahora despierta después de años de comunismo. Un lugar diferente a todo lo vivido hasta ahora. Adoro viajar.




(para aquellos que tanto se preocupan y me quieren, que sepan que he llegado estupendamente a estas tierras; mil gracias a Nati, Andrés y compañía, esa foto que me disteis estará en mi mesita de noche, a Ana por los ánimos que me manda desde México, a Rocío por ese mensaje de móvil, a Bea, Vanesa, Lucia, y tantos otros que me preguntáis por Facebook… ¡gracias a todos!; todas las fotos de este primer día, el que siempre se recuerda, pinchando AQUÍ)

2 comentarios:

  1. Gracias por dejarme viajar contigo, no dejes de compartir, es genial leerte!! un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Me encantan las fotos Rafa!! Mucha suerte en tu nueva aventura por tierras eslovacas!!!
    Un abrazo

    ResponderEliminar

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | GreenGeeks Review