.

.

08 septiembre 2010

Piedra dorada e incienso

Viaje a Salamanca. Primavera del 2007.

De noche, la ciudad se viste de gala, tapizando sus fachadas en piedra dorada. Desde nuestra posición, atravesando el Puente Romano, toda Salamanca reluce, destacando sobre el resto de edificaciones la cúpula de la Catedral Nueva. Solamente las sacudidas del agua en su recorrido y el lejano sonido de tambores reclaman un poco de protagonismo ante la bella panorámica.



El viaducto se sigue sintiendo fuerte e importante pese al paso de los siglos, continúa uniendo las dos orillas del río Tormes y dando la bienvenida al casco antiguo. Al cruzarlo, el sonido de los tambores se acentúa; a mano derecha se encuentra la iglesia románica mudéjar de Santiago y el toro de piedra que se cita en El Lazarillo de Tormes, y de frente, bajando la cuesta de la calle Ribera del Puente, multitud de figuras blancas portando cirios, caminando al ritmo de los redobles y bajo un fuerte olor a incienso, cercados por curiosos que guardan silencio y los siguen con la mirada.

La Semana Santa en Salamanca es una de las celebraciones más arraigadas de la ciudad, y tiene un marcado carácter Universitario. Sus hermandades reflejan distintas estéticas fruto de la condición cosmopolita de la ciudad, centro de estudiantes de todo el país, si bien prima la esencia castellana.

Esa noche de primavera, llegando a los pies de la Catedral Nueva por la calle Tentenecio tras sortear la procesión, nos esperaba una segunda cofradía cuyos penitentes vestían túnicas oscuras con capirotes de color malva. El escenario, junto a la gran parroquia, hacía que el paso ganara en espectacularidad y esplendor, iluminada con la delicada luz procedente de viejas farolas que seguían bañando en oro aquellas fachadas castellanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | GreenGeeks Review