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20 noviembre 2011

Día 416. La sonrisa de Austria

(el tren de la bruja tuvo la culpa que este post no llegará puntual un 27 de octubre de 2011...)



La gran nube rosada de azúcar ya está en sus manos. El ímpetu con el que lanza el primer bocado y la sonrisa que refleja su rostro después lo dicen todo.
El puesto de algodón dulce es a esa hora del día uno de los lugares más concurridos por niños y adultos. Justo a su espalda, la vidente observa desde su negocio el éxito de su vecina entre miradas furtivas, mientras a su izquierda la enorme cara de un payaso de plástico parece contener la risa.







Gritos y risas se entremezclan en el ambiente festivo. Gritos provenientes de casas encantadas, oscuros rincones cargados de monstruos y espíritus. Risas provenientes del teatro, donde cómicos tropiezan una y otra vez sobre un escenario con la misma piedra. Sonidos que se contradicen, y que rompen el silencio de los nuevos pasajeros de la torre Elevator, que tienen un ojo puesto en su cinturón de seguridad y otro en la enorme estructura que en breve les hará tocar el cielo.






Existen diferentes formas de tocar el cielo en Viena. Probablemente la forma mas placentera sea entrando en una de esas vetustas pero adorables góndolas coloradas de la noria más conocida de Europa (con permiso del London Eye), Riesenrad.

Wiener Riesenrad fue una de las primeras norias que se construyeron en el mundo. Atractivo turístico, estaba considerada la noria más alta existente hasta 1985. Originalmente, la noria contaba con 30 góndolas, pero debido a los daños ocasionados durante la Segunda Guerra Mundial, durante la reconstrucción, sólo se recolocaron 15 de estas cabinas.





Uno de los parques de atracciones más famosos de Europa es Prater, localizado en Viena, en el segundo distrito, Leopoldstadt. Además de su famosa noria, el parque cuenta también con otras atracciones como montañas rusas, tiovivos, o coches de choque. La mascota del parque es Calafati, una escultura de un hombre chino de nueve metros de altura, que se encuentra junto a la noria.

No es necesario pagar para acceder al parque, sino que se paga en cada atracción, generalmente gestionadas por familias locales.







Lejos de atragantarme con mas palacios y ostentosos edificios, en mi segunda visita a Austria decidí sacar el niño que llevo dentro y adentrarme en este singular mundo, ese que hace no tanto nos hacía perder el sueño de noche para andar soñando de día.




(sigue dándote paseos gratuitos en este tiovivo de fotos pinchando, como siempre, AQUI)

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